La urgencia no puede ser la norma. Es comprensible que algunos encargos lleguen con plazos ajustados. Todos hemos gestionado entregas rápidas cuando la situación lo requería. El problema aparece cuando lo urgente se convierte en lo habitual, y se espera que el profesional reorganice todo su trabajo —y su tiempo— para adaptarse sin cuestionarlo. El trabajo editorial, en cualquiera de sus áreas, necesita atención, revisión y criterio. Y eso requiere tiempo. Atender una urgencia puntual…